19 novembro 2020

 Casa de cuervos


porque te alimenté con esta realidad

mal cocida

por tantas y tan pobres flores del mal

por este absurdo vuelo a ras de pantano

ego te absolvo de mí

laberinto hijo mío

no es tuya la culpa

ni mía

pobre pequeño mío

del que hice este impecable retrato

forzando la oscuridad del día

párpados de miel

y la mejilla constelada

cerrada a cualquier roce

y la hermosísima distancia

de tu cuerpo

tu náusea es mía

la heredaste como heredan los peces

la asfixia

y el color de tus ojos

es también el color de mi ceguera

bajo el que sombras tejen

sombras y tentaciones

y es mía también la huella

de tu talón estrecho

de arcángel

apenas pasado en la entreabierta ventana

y nuestra

para siempre

la música extranjera

de los cielos batientes

ahora leoncillo

encarnación de mi amor

juegas con mis huesos

y te ocultas entre tu belleza

ciego sordo irredento

casi saciado y libre

con tu sangre que ya no deja lugar

para nada ni nadie


aquí me tienes como siempre

dispuesta a la sorpresa

de tus pasos

a todas las primaveras que inventas

y destruyes

a tenderme — nada infinita —

sobre el mundo

hierba ceniza peste fuego

a lo que quieras por una mirada tuya

que ilumine mis restos

porque así es este amor

que nada comprende

y nada puede

bebes el filtro y te duermes

en ese abismo lleno de ti

música que no ves

colores dichos

largamente explicados al silencio

mezclados como se mezclan los sueños

hasta ese torpe gris

que es despertar

en la gran palma de dios

calva vacía sin extremos

y allí te encuentras

sola y perdida en tu alma

sin más obstáculo que tu cuerpo

sin más puerta que tu cuerpo

así este amor

uno solo y el mismo

con tantos nombres

que a ninguno responde

y tú mirándome

como si no me conocieras

marchándote

como se va la luz del mundo

sin promesas

y otra vez este prado

este prado de negro fuego abandonado

otra vez esta casa vacía

que es mi cuerpo

a donde no has de volver



Blanca Varela

poetisa peruana (1926-2009)

Caos



Silencio. Noche de las noches. Ausencia

De todo vigor, noche honda y oscura. Inercia

Preñada de futuras fuerzas,

Anhelos y deseos incompletos,

Creaciones en embrión frustradas,

Truncos intentos,

Ansias comprimidas y guardadas.

Revolución de gérmenes,

Anuncios de simientes.


Nebulosa sin mundos,

Instante sin presente,

Anhelante mirada hacia el futuro,

Ansias expectantes en espera.


Fuerza en donde no hay fuerza,

Tiempo donde aún el tiempo no comienza,

Silencio que va a ser resonancia,

Instante que será, y sin ser hoy tiene mañana,

Momento que va a empezar,

Onda que aún no es campanada

Porque falta la fuerza que hace el aire vibrar.


Eter que va a ser luz cuando tiemble y ondule,

Neblina que camina a condensarse,

Que será sólida cuando a sí misma se fecunde,

Cuando en revoluciones logre compenetrarse.


Caos, vientre que no es,

Hinchado de preñeces que serán.

¡Comience el despuntar de mundo invisibles

Que los soles y los astros formarán!


Surjan y vibren las grandes energías

Que duermen sin dormir en su neblina.



Vicente Huidobro, Adán 

poeta chileno (1893-1948)